Tras una larga y variada trayectoria en televisión, teatro y cine que comenzó en 1994 con la película juvenil «Montaña Rusa», Malena Solda estrena este fin de semana en el Teatro Regina una de las cuatro versiones de «Plagio»obra donde José María Muscari dirige a cuatro duplas actorales distintas, que según sus propios responsables, encarnan «un mismo amor». Allí, Solda pone en la piel de una asesora política en pareja con una candidata a presidenta representada por Inés Estévez. Y en los días previos al debut, la intérprete de telenovelas grabadas y series como «Gasoleros», «Mujeres asesinas» y «Cuéntame cómo paso», recibió NOTICIAS para hablar de este nuevo emprendimiento, sobre «Argentina, tierra de amor y venganza 2» —la nueva ficción de El Trece que ya tuvo varios cambios de horario por su bajo rating— y de su militancia feminista.

Avisos: Empecemos por “Plagio”, su flamante trabajo teatral.

Malena Solda: La obra trata sobre el amor, más allá del género, de las emociones y los encuentros y desencuentros de dos personas. Inés Estévez y yo interpretamos a una pareja homosexual, pero en total son cuatro parejas. O sea que, dependiendo de la función a la que vayas, vas a ver el mismo texto representado por una dupla diferente.

Avisos: De su historia con Estévez, ¿qué puede contar?

Pagar : Es la historia de un amor clandestino en la política, del que la adicción y la ambición se mezclan con el amor y el deseo. Yo hago de una asesora dispuesta a todo para llegar a la cima: e Inés, de una candidata a presidenta, lista para ejercer el poder, aunque deba pagar un precio alto.

Avisos: En la segunda temporada de «ATAV», en cambio, interpreta a mujer que maneja comercialmente el teatro de revista de su marido y con claroscuros en su relación con las étoiles.

Pagar : Es que nadie es enteramente malo o enteramente bueno. Ethel fue creciendo en maldad y también en humanidad, un poco de cada cosa. Ella tiene mucha responsabilidad en el teatro, porque estar a cargo de él implica estar a cargo del sueldo de muchas familias; y ellos además, son como una familia con sus empleados, con todas sus particularidades, claro. Porque a veces son abusivos, pero ella se preocupa por su salud, porque quiere que todos estén bien arriba del escenario. Eso es algo que Horacio, su marido —representado por Juan Gil Navarro—, no ve mucho, porque es todavía más frío. Lo lindo de hacer un personaje es que tenga matices.

Avisos: ¿Qué desafíos l’implicó este personaje?

Pagar : El primero fue poder definirla bien, por qué hace lo que hace, por qué está junto a Horacio, porque si entre ambos está todo mal, se tiene que qué los une. A inicios de los años ’80 aún no existía la Ley de Divorcio, pero las parejas se separaban igual. El otro desafío fue correrla del lugar de la víctima en el vínculo con su marido y buscar su parte digna. En ese momento, la sociedad era más machista que ahora, pero no me pareció interesante qu’ella pusiera a llorar como en cualquier otra tira de los ’80 o ’90. Que cuando él la trata mal delante de los demás, en lugar de deprimirse, lo mire como diciendo: «En casa hablamos». Siempre defendí eso y creo que con Juan lo logramos, porque para eso también necesitás de la complicidad de tu compañero, que él respondiera a esa mirada.

Avisos: Horacio es el sobrino de Samuel Trauman, el café de la primera parte de la telenovela. ¿Había visto esa temporada, ambientada en los años ’30?

Pagar : No, pero cuando me convocaron vi algunos capítulos. No todos, porque esta historia es bastante independiente de la otra.

Avisos: Su personaje se desenvuelve en uno de los hilos argumentales mismos del rodaje: el mundo del teatro de revista. Teniendo en cuenta su trayectoria, ¿le hubiera gustado trabajar los otros dos ejes: el difícil regreso a la democracia, por las secuelas de la dictadura; y la irrupción del SIDA en medio de la lucha homosexual de los `80?

Pagar : Esta etapa política no, porque ahí está la captura en la versión argentina de “Cuéntame…”, que transcurre en esos años y me encantó hacerla. Lo de la diversidad sexual quizás sí. Aunque lo más nuevo fue interpretar a una productora del teatro de revista rodeada de mujeres en bolas, algo bastante alejado de lo que venía haciendo. Eso fue lo más diferente para mí, porque Ethel también cosifica a las étoiles.

Avisos: ¿Cómo se siente su faceta feminista ante eso?

Pagar : Me parece bueno mostrarlo y que haga ruido, porque ayuda a reflexionar ya dejar de naturalizarlo.

Avisos: ¿Su relación con el feminismo tuvo algún detonante o simplemente se fue dando?

Solda: El feminismo me ayudó a sentirme menos sola, aunque en verdad fue un transcurrir natural, con el paso del tiempo. Más la educación y los modelos que tuve a lo largo de mi vida, tanto por lo positivo como por lo negativo. La maternidad también me acercó al feminismo.

Noticias: ¿En qué sentido?

Pagar : Cuando una es madre, es más vulnerable a una montaña de cosas. La sociedad exige lo mismo que antes de tener un hijo, que estés divina; y no sos la misma de antes, porque dormís menos, porque tenés la cabeza partida en dos, pensando en si tu bebé está bien, porque tenés la mitad de tiempo para ser igual de eficiente.

Avisos: Su hijo ya tiene 10 años. ¿Cómo se lleva él con su mamá feminista?

Pagar : El no es ajeno a lo que le digo, lo tiene súper naturalizado. En parte gracias a la ESI en la escuela, donde ahora reflexiona sobre los roles, por ejemplo. Los chicos de hoy son más abiertos, más desprejuiciados.

Avisos: En 2006, tras protagonizar varias tiras exitosas, hizo un impasse en su carrera para hacer un posgrado de teatro clásico en Londres. ¿Come se dio eso?

Pagar : Influyeron varias cosas. Aquí estudié con Hugo Midón, Cristina Banegas y Julio Chávez, pero como empecé a actuar muy joven, a los 16 años, sentí que tenía una formación más integral. No me anime a hacerlo acá porque ya estaba en el cartelero y me sentí muy expuesto. También influyó el sentimiento agobiada por cierto aspecto frivolo que tiene la fama. Entonces, en un Festival de Cine de Mar del Plata conocí a Alan Rickman, quien me recomendó una academia londinense que trabajó la misma técnica de un Seminario de 70 horas con docentes británicos que yo ya había tomado aquí y que encantó por lo que decubrí de mí mismo en los textos.

Avisos: ¿Qué describe?

Pagar : Que las palabras trabajaron a nivel inconsciente y que, manejando algo de esa técnica, aparecen emociones que uno no sabe que las tiene; y que apropiándose de esas palabras, uno puede transformarlas en acción y provocar algo en el otro. Antes de irme a Londres, sentí que estaba perdiendo la naturalidad y la capacidad de juego por temor al ridículo, y sin esas cosas, un actor no es nada. Pero en esa academia pasó de hacer 70 horas a 700, en las que aprendió de todo y perdí ese miedo. Fue algo integral, donde estudié distintos períodos del teatro inglés, interpretó pope les shakesperianos, más otras cosas como danzas históricas, combate en escena con y sin armas, canciones de la época, clown, mimo, técnicas de la voz, improvisación, flamenco y una técnica de relajación llamada Alexander.

Avisos: A su regreso comenzó a actuar en el Teatro San Martín, algo que estaba buscando, supongo.

Pagar : De lo contrario. En el San Martín, donde iba desde chica, debutó con «La Celestina», de Fernando de Rojas, que allí vivía en el Teatro Regio, con Elena Tasisto, Sergio Surraco y Julieta Díaz. Digo sí y no, porque cuando la vi, pensó: «¡Qué lindo sería hacer un clásico del Siglo de Oro Español como éste!» ; y poco después me llamaron para representarla en el San Martín porque Julieta no podía continuar.

Avisos: Una vez dijo que prefería trabajar con directoras mujeres. ¿Para que?

Solda: Porque hay una mirada de género con la que siento más identificada. ¡Ojo! Hay varones como Jorge Bechara, el director de “Cuéntame…”, que no tienen una mirada patriarcal, pero hay otros que creen que te tratan de igual a igual y no es así. Además, como en cine el guión suele ir de la mano del director, entonces son historias muy propias; y por eso me siento más cerca de una mirada femenina que de una masculina. Igual, me gusta trabajar con alguien que piensa diferente y buscar una negociación en común.

Avisos: Volviendo al feminismo, ¿le critica algo?

Pagar : No me detengo en eso, tengo que pensarlo mucho para decirte algo. En general, es positivo.

por Sergio Núñez

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