Zapata Tenor lleva más de 20 de años subido encima de un escenario, y durante todo ese tiempo ha tenido el honor de cantar en teatros como el Metropolitan Opera House de Nueva York, el Teatro Real de Madrid, la Ópera de Berlín, el Teatro Massimo de Palermo o el Palais de Beaux Arts de Bruselas, entre muchos otros. Aunque, además de cantar ópera, ha creado y dirigido espectáculos para los grandes teatros líricos y orquestas sinfónicas españolas y latinoamericanas como ‘Concierto para Zapata y Orquesta’ o ‘From Bach to Radiohead’, con el objetivo de ‘democratizar’ la música que ama y que sostiene cambia la vida de las personas que se acercan a ella.
Durante los últimos años gracias a su conferencia ‘Cómo dar el do de Pecho’ se ha convertido también en uno de los conferenciantes motivacionales más importantes del mundo en habla hispana. También desarrolla una importante actividad como divulgador de la música clásica con espacios fijos en los programas ‘Más de uno’, ‘De pe a pa’ y ‘Prodigios’, por ejemplo.
Pero para el tenor hay otra cosa más importante que su trabajo, los coches. Sí, puede resultar curioso pero le apasionan. «Los amo», detalla a este diario efusivamente. «Me gustan desde crío, me encanta verlos, escucharlos, sentirlos y ver a que ‘suenan'», añade.
Recuerda que se sacó el carnet de conducir a los 18 años, «todo a la primera». De hecho, bromea en que es lo único en su vida que ha «conseguido» a la primera: «ya me he casado dos veces», ríe el tenor. Y también tiene en la mente su primer coche, un Peugeot 405 de segunda mano y de gasolina, del que destaca con cariño «mucha guitarra y mucho Perales… Es lo que tiene ser un romántico enfermo». El fiel reflejo de que la profesión va por dentro.
Actualmente se mueve al volante de un Kia Sportage PHEV, «una verdadera maravilla», puntualiza, además de destacar su «comodidad, la suavidad de la hibridación combinada con la potencia, la tecnología que es una pasada y el espacio. Es más, considera «absolutamente» que responde a lo que esperaba antes de adquirirlo. «Es un vehículo donde todos vamos felices, cómodos y seguros», añade.
Pero no es el único coche que tiene en el garaje. Zapata tiene «otro segundo hijo, que es otro Kia. Un Stinger GT que es el coche que un día soñé tener cuando era niño, ¡una pasada!», manifiesta. Y es que el Tenor es de los no cree en que un coche diga mucho de su dueño. «Hay mucha gente que tiene el coche que se puede permitir y que en el fondo no le gusta, por lo tanto no le representa», explica. No obstante, en mi caso sí. Mis coches son reflejo de lo que soy… O eso creo», subraya entre risas.
Por último, Tenor prefiere ir «siempre» al volante. Sobre todo por eso de que, aunque «quiero ser confiado en general», confiesa que «con la única persona que sería capaz de dormirme en un coche es con mi primo Joaquín. Con el resto… ¡no pego ojo!», concluye.