Si en algo hay consenso entre todos los expertos en salud pública es que la pasada pandemia afectó múltiples dimensiones de la salud. Explique allí que fue mucho más que los casos de contagios y muertes por coronavirus o long covid. En realidad, golpeó a todos, aun los que atravesaron estos años sin enfermarse. Pero ¿cómo y cuánto afectó la salud de los argentinos? Un estudio reciente realizado por un equipo de profesionales de la Universidad Católica (UCA) pone algunos números concretos a esa situación de deterioro durante 2022”. Y lo peor es que también está en crisis la prevención: el 40,6% de los consultados confesó que “durante 2022 no se realizó ninguna consulta anual con un medica”.

El informe se llama Estado de salud y acceso a la atención médica en la Argentina urbana en 2022 y fue realizado por investigadores del Observatorio de la Deuda Social Argentina, que encontraron a las personas de 5.800 hogares. Solange Rodríguez Espínola, una de las autoras del trabajo, el resumen de un PERFIL: “Entre los parámetros que más llamaron nuestra atención destaca el ‘efecto pandemia’ sobre los cheques anuales con su médico de cabecera. Estos, lógicamente, cayeron”. Así, 2021 culminó con un gran aumento en la pérdida de consultas periódicas, hasta llegar a una cifra imposible: setenta de cada cien personas no vieron a su médico de cabecera.

«Con el paso del tiempo, la situación mejoró», dijo la experta. “Pero lo preocupante es que, en 2022, encontramos que el 40,6% de las personas no se hizo su chequeo. O sea, continuamos en un franco deterioro de la salud y ni siquiera hemos retrocedido a los valores previos a la crisis sanitaria”, comentó Rodríguez Espínola, quien realizó el trabajo junto a los investigadores María Agustina Paternó Manavella y Francisco Lafferriere.

Por otro lado, el profesional de la UCA constató que las consecuencias de esta situación de abandono real no se acentúan en unos años, pero registra un aumento de la incidencia de situaciones que podrían haber sido prevenidas o tratadas en forma prematura. Y aclaró que a esto no se llegó solamente por falta de conciencia de los ciudadanos,

sino también porque el sistema de salud está colapsado y no logra dar una respuesta adecuada. Esto se ve, entre otras cosas, en las demoras para sacar turnos, situacion en que la volvio al pasado, ya que dejo de ser por internet o celular y paso a ser personal.

Iniquidad. Además, el experto advirtió que las consecuencias de esta situación de desatención real se harán notar en el futuro. Y destacó que quienes menos consultan al médico son las personas más jóvenes y más pobres. De hecho, en las clases menos favorecidas socioeconomicamente, la falta de consulta anual preventiva se para hasta el 70% de los pobres qu’afirma no haber hecho chequeos anuales. También acentuó la brecha por edad.

Entre las áreas que explican esta situación de falta de controles anales, se encuentra la dificultad para acceder a los profesionales de la salud. Uno de los valores que muestra esta tendencia preocupante es el dato de que un 20,2% de los encuestados refirió haber tenido que esperar un turno con un especialista al menos más de dos meses. Pero al cruzar dicho parámetro con el nivel socioeconómico, la situación empeora: en el medio-alto nivel disminuye a uno de cada diez personas, pero en el nivel bajo la espera se triplica y tres de cada diez personas habían tenido que esperar al menos 60 días antes de que pueda ver a un médico.

También se refleja la inequidad en la atención a la salud en el sistema público y privado: el 67,4% de los pobres recurrió a la atención pública. Y entre las personas clasificadas como «no pobres», solo el 19,5% se atendió en un hospital o salita pública.

En este mismo rubro, también se observaron diferencias en la calidad de atención en la consulta médica según la cobertura en salud. Así, los afiliados del PAMI y quienes solo cuentan con cobertura pública, también afirmaron tener «mala calidad de atención y una espera de dos meses o más para la consulta».

Para revertir algo de todo esto, la profesional de la UCA propone mejorar las campañas de prevención y sensibilización. A esto se le suma cortar la burocracia y facilitar al máximo el acceso a los profesionales. Y, finalmente, estimular la formación y la incorporación de recursos humanos al sistema de salud, desde enfermeros hasta médicos generalistas y especialistas.

Barajar y dar de nuevo

Para el especialista en salud público Ignacio Katz –director académico de la especialización en Gestión Estratégica en organizaciones de Salud en la Universidad Nacional del Centro–, en este tema el problema argentino es gravísimo y también de larga data: lva cinco décadas de deterioro: “ Hoy hacemos ‘como si’ tuviéramos un sistema de salud”, dijo el PERFIL. Para este experto, la única solución es una adecuada planificación integral, que pretende volver a este sistema atomizado. Eso implica comenzar a crear un observatorio nacional de salud capaz de realizar una radiografía y un diagnóstico real del sistema. Desde los recursos médicos disponibles hasta las principales enfermedades del país. adosarle luego un reordenamiento territorial en temas de salud por grado de complejidad. Todo eso debe funcionar con una aceitada articulación en red y, finalmente, lograr una nueva ley qu’organe la labor de los profesionales de la salud. Con eso y un plan de largo plazo que se mantenga y se respete, se podría desarrollar un nuevo sistema federal de salud. En estas políticas podría trabajar un renovado Cofesa, organismo que reúne a los ministros de salud de todas las provincias.

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