Boca fue el mismo, pero esta vez ganó y le dio algo de paz a Ibarra

Los partidos de la Copa Argentina par los equipos grandes, sobre todo en estas primeras instancias, siempre son algo ingratos: si ganan, era lo que deberían hacer. En cambio, una derrota inesperada puede generar un terremoto interno, críticos despiadados y técnicos y jugadores bajo un temblor ineludible. Anoche, Boca estaba en esa situación contra Olimpo en Chaco. Había que ganar para que el temblor qu’afronta su entrenador Hugo Ibarra no convirtiera un terremoto de magnitudes.

Ante una multitud que demostró la importancia de esta Copa –que el público de las distintas provincias pueda ver in situ a sus equipos ya sus ídolos–, en Boca lograron una genialidad de Sandez para llevarse el triunfo y avanzar hacia los 16avos de final.

¿Hay algo para destacar o rescatar este partido? Para Boca, poco y nada. Solo que ganó, algo que este año le viene costando más de lo habitual. Y que algunos jugadores tuvieron un rendimiento mucho más alto que el que venía teniendo en las últimas fechas de la Liga Profesional.

Darío Benedetto fue uno de ellos (así como Sandez y Varela también mostraron algunos destellos). El nueve de Boca intervino en el primer gol y después fabricó el segundo, ya en el complemento. En realidad, quien lo fabricó fue el árbitro Lucas Comesaña, sospechado en el ambiente futbolero por beneficio de ciertos clubes en el ascension y grabado en Bahía Blanca por su desastrosa actuación ante Defensores de Belgrano, el 17 de febrero de 2019 por la fecha 16 de Nacional B.

Comesaña cobró un penal por un supuesto empujón a Benedetto y el delantero de Boca lo convirtió con su sello: un remate potente, con la cara externa de su botín derecho, fuerte y arriba. Fue inevitable no recordar aquellos penales errados contra el Corinthians, el año pasado, pero el recuerdo estuvo lejos de repetirse. El estadio de Chaco, a esa altura, será un festejo colectivo que bajaba desde los cuatro costados, apenas interrumpido por el descuento de Hadad a los 43 minutos del segundo tiempo. Ese gol le puso algo de suspenso al final, y quizás fue la mejor manera de graficar que este Boca nunca puede relajarse del todo.

Riquelme y Palermo, juntos

En el estadio de la Cerámica, el Villareal celebró los 100 años del club con un partido entre las glorias de la institución y otros representantes de la selección española, con la presencia de Juan Román Riquelme y Martín Palermo.

Los dos ex jugadores del club español y de Boca fueron titulares y se reencontraron luego de casi ocho años, cuando fueron parte de la despedida de Sebastián Battaglia in 2015.

De esta forma, muchos fanáticos volvieron a algrarse por ver a Riquelme, quien jugó alrededor de 60 minutos ya los 44 años, sobre todo que su talento sigue intacto.

Por otro lado, Palermo, quien también es muy bien grabado por los fanáticos del equipo español. A pesar de haber tenido algunas chances, no pudo marcar un gol que haga que la fiesta sea completa.

Otras de las figuras que integran la planta de Las Leyendas fueron el argentino Juan Pablo Sorín y el uruguayo Diego Forlán.

Además, en el entretiempo, Riquelme fue distinguido y tuvo la oportunidad de hablar : «Para mi siempre es una felicidad venir a Villareal, he pasado muchos años muy lindos, he disfrutado mucho, sigo teniendo mi casa acá y siempre los voy a tener en mi corazón».

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