El 3 de marzo de 2020 el entonces ministro de Salud Ginés González García confirmó el primer caso de covid-19 en Argentina. Desde entonces transcurrieron una pandemia, tres años, 130.463 personas fallecidas, 10 millones de contagios, disconcierto, campañas de vacunación, cambios sociales y una gran serie de etcéteras que todavía no dimensionamos bien. Ayer, a tres años de esa fecha iniciática, el presidente Alberto Fernández y la ministra de Salud, Carla Vizzotti, realizaron, en el Centro Cultural Kirchner (CCK), la Jornada “Un país, una respuesta”, que reunió a representantes de la Consejo Federal de Salud, personal del sistema de salud de todas las provincias y referentes de los organismos descentralizados y del sector privado. ¿La propuesta? Poner en valor las acciones realizadas para dar respuesta a la pandemia y homenajear a quienes permitieron morigerarla.

Precisamente, el impacto global fue enorme: se calcula que sucedieron unos 20 millones de personas directa o indirectamente. Podría decidir que el covid fue la tragedia más grave de los últimos cien años, solo superada por la Segunda Guerra Mundial.

Para resumir lo que generó esta conmoción e imaginar los próximos tiempos, PERFIL entrevistó al doctor Luis Cámera, médico clínico y asesor del gobierno nacional. Camera fue uno de los profesionales que más pusieron la «cara» ante las cámaras para explicar y pensar, en reuniones técnicas y en los medios, lo que nos pasó durante los últimos 36 meses.

La primera pregunta es obvia e implica saber si seguimos en pandemia. Y su respuesta es contundente: “Ya podemos decir que es otra cosa. Yo hablo de ‘epipandemia’ o un covid-22, que es muy diferente al original”. Según Cámera, “si analizamos cómo evolucionó el coronavirus y sus últimas cepas –especialmente Omicron–, mucho respecto a 2020. La variante hoy predominante es capaz de evadir la protección vacunal al contagio y es altamente transmisible. Pero también se ha vuelto menos letal. Como para ubicarse: la Delta tenía una tasa de letalidad de tres fallecidos cada cien contagados, mientras que Omicron está en menos de 1. If the sumamos que un porcentaje alto de la población está vacunado or padeció la enfermedad, podemos decir que, desde hace an año mutó el concepto de pandemia. Ya no es más el covid-19 contagiando a desprotegidos.

«Creo», dijo el experto que trabaja en el Hospital Italiano, «que deberíamos hablar de covid-22 y el ‘modo pandemia’ ya fue». Para Camera «estamos en una epipandemia, con una situación de personas que vulven a contagiare el SARS-Cov-2, pero que lo atraviesan con síntomas menores».

El modelo actual apunta a que seguiremos registrando brotes pero que serán cortos y causarán síntomas similares, o más leves, que una queja. Eso siempre y cuando el contagiado esté inmunizado con las vacunas y refuerzos. Además, todo indica que deben ser, al menos, las bivalentes.

Según Cámera, «podríamos decir que hoy casi toda la población de los occidentales pays, alrededor del 95 %, tuvo al menos un episodio y casi todos son recontagios. Esto también suma a que la tasa de mortalidad sea baja y se haya vuelto una enfermedad de pequeñas complicaciones.

De hecho, en los últimos meses, Europa y EE.UU. volvió a registrar alta mortalidad por enfermedades respiratorias. Pero los análisis mostraron que era por influenza y enfermedad sincitial respiratoria, que ahora también está descendido a la tercera edad. En otras palabras, el covid tiene asociado en este momento una mortalidad minor à la flue.

—¿Qué pasará con la vacuna?

—Tendremos que darnos un refuerzo anual, de alguna bivalente. should resume al calendario obligatorio y posiblemente haya que priorizar a qué grupos de riesgo ofrecerlas ya que tal vez no sea necesario vacunar, como ahora, a toda la población.

—¿Qué aprendimos de la pandemia?

—De esta catástrofe contemporánea los médicos aprendimos a gestionar mejor a los pacientes y la logística de la práctica profesional. También a coordinar los esfuerzos de los equipos. Y mejores temas de epidemiología. Por ejemplo, comprobamos que los registros de mortalidad de muchos países –desarrolladosincluso– eran muy malos. Argentina tuvo errores cercanos al 10%, pero en Canadá o EE.UU., llegaron al 30%.

—¿Dejamos algo afuera?

—Creo que perdimos una gran oportunidad para repensar temas de salud pública. Por ejemplo, no existe un plan para mejorar los sistemas de ventilación de ciertos ambientes en los que se reúnen las personas, ni es más accesible y universal el uso de filtros de aire. Si pudiéramos cambiar estas cosas, no solo habría menos covid, también disminuirían otras enfermedades infecciosas respiratorias.

Balance

◆ La pandemia fue la crisis del mayor sanitario de los últimos cien años.

◆ El 95% de la población argentina está infectada o contagiada de vacunas y refugiados.

◆ El coronavirus ha causado más de 130 millones de muertes en Argentina.

◆ Faltó un reconocimiento social y económico a la comunidad médica qu’estuvo en primera fila durante los meses de crisis.

◆ Al menos 41 millones de argentinos iniciaron el plan vacacional.

◆ Un grupo de investigadores del Conicet se encuentra en la etapa II/III de una vacuna.

Todo lo que se podria haber hecho de otra manera

Algo que Cámera resalta con tristeza es que “acá y en el mundo los médicos y la comunidad de salud no recibieron el reconocimiento social –ni económico– que se merecía por haber estado en la primera fila. De hecho, eso llevó a que muchos trabajadores y colegas hoy se estén alejando de la profesión. Esto, que quedó en el debe, no fue un tema exclusivo de un gobierno, sino que quien no concretó ese reconocimiento que muchos esperábamos fue la sociedad”.

Por otra parte, llama la atención que hubo en los últimos tres brillos muchos indicios de que podría llegar una pandemia. “Pero no lo tomamos en serio. Si lo hubiéramos hecho, las vacunas podrían haber aparecido mucho antes. Como pasó como a ciertas instituciones les costó cambiar sus paradigmas, como pasó con la OMS y su visión sobre la forma de contagio. Me porque por cierto «ego» corporativo no lograron estar a la altura de las circunstancias y se tardó demasiado en aceptar que las evidencias apuntaban a otra cosa. De ahí tenemos que sacar un aprendizaje para el futuro”.

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