Definiéndose en la mesa política de Córdoba con el debate de fondo entre De Loredo y Passerini

Luego de una campaña que se extiende a los meses, y que inclusive, se solemniza con el voto a gobernador, los cordobeses capitalinos elegirán al sucesor de Martín Llaryora, que a partir de diciembre de 2019 el surco principal del Palacio 6 de Julio pasará al Panal y comandará los destinos de la Provincia. La selección de hoy permitirá terminar de configurar el mapa político de Córdoba, que ofrecerá a partir de diciembre un escenario inédito.

De ello se deduce que las elecciones del 25 de junio determinaron un triunfo exiguo de Llaryora sobre Luis Juez, lo que aumentó un escenario de paridad absoluta en la Unicameral, con 33 legisladores por bando entre las dos coaliciones principales y supremacía de Juntos por el Cambio en el Tribunal de Cuentas.

Ahora permaneció sin quién llegará a la Municipalidad y cómo se configurará el Concejo Deliberante, que será una caja de resonancia de lo que suceda en la Legislatura, teniendo en cuenta cómo se diagrama la conexión de fuerzas.

El análisis final de los datos que levantó la «super encuesta» que significó la elección de los 25 determinó reestructurar parte de las campañas de Daniel Passerini (Hacemos Unidos por Córdoba) y Rodrigo de Loredo (Juntos por el Cambio) a partir de estos datos. Desde ambos comandos de campaña aclararon que una de las claves para este domingo ampliar le basevotantes de la elección a gobernador.

In this plan puso más énfasis en el peronismo, aunque el propio De Loredo aregó a la tropa pidiendo, en su cierre de campaña, que vayan a votar. Aunque el objetivo es el mismo, las realidades son diferentes. Tal como se explica en este medio el domingo pasado, la idea en Hacemos Unidos por Córdoba es aumentar la cantidad de votantes principalmente en los lugares donde Llaryora ganó, es decir, los barrios de la periferia.

Con un porcentaje de votación total del 67,7% (el más bajo desde el retorno de la democracia), el peronismo leyó con atención que en esos barrios donde reforzó la ventaja fue un voto, en promedio, el 62% del padrón. «Tenemos que llegar al 75 %», dijo un dirigente que se encargó de recuperar esos barrios, casa por casa, para asegurar una participación más alta en la jornada de hoy. El número parece elevado, pero no lo es tanto si se lo compara con los porcentajes de las elecciones que se adelantaron en las últimas dos elecciones provinciales: 74,6% en 2015 y 73,1% en 2019.

Por el lado de Juntos por el Cambio, el objetivo es que la gente vaya a votar de nuevo. Se sigue que, a diferencia del peronismo, en los lugares donde se impuso Juez, la participación fue, en promedio, del 78%. “Ese es el gran desafío de la jornada de hoy. Que ahí vote la gente salga del modo vacaciones”, sostuvo un líder radical.

Llaryora, líder del PJ que viene
Independientemente de lo logrado con la carrera presidencial de Juan Schiaretti, el desembarco de Llaryora en El Panal auguraba una nueva etapa en el cordobesismo cordobés (iniciado por José Manuel de la Sota y continuado por Schiaretti). La gran incógnita es saber con qué estructura va a enfrentar el desafío de liderar al peronismo ampliado de Córdoba. La actuación electoral de Passerini será clave en ese sentido y por eso la campaña se enfocó en el concepto de “seguimos haciendo” y en taladrar sobria la idea de un equipo que pide continuidad como fórmula del éxito.

Para el peronismo no se trata de una elección más. La ausencia de encuestas en la faz pública (a diferencia de lo que pasó en junio) augura que la pelea será pareja y eso se pudo ver en el tono agresivo de la campaña, dando abundaron las denuncias cruzadas. Con todo, mantener el poder detrás de las estructuras más grandes del país (provincia y municipio) puso al 100% de la dirección a militar hasta el último minuto antes de la veda ya continuar la campaña en las redes sociales hasta el momento de votar.

Líder de la oposición se busca
Passerini tendrá al frente a De Loredo que por primera vez en su carrera política pudo armar y ejecutar una campaña “a su medida”. Con una centralidad absoluta en su figura, prescindiendo del sello Juntos por el Cambio en las gráficas y en la TV, y marcándole la cancha a las nacionales de Juntos por el Cambio que pasaron por Córdoba (visitas cortas y fugaces apariciones en lugares específicos), el evolucionista se muest ra confiado, a tal punto que el lunes estuvo en Buenos Aires participante en programas políticos en TN y La Nación+.

De Loredo sabe que ganar generaría un doble efecto: puertas adentro se convertiría en el virtual jefe de la oposición, fortalecido por la conformación de la Unicameral, con varios legisladores que le responderían, y comenzaría a proyectar su liderazgo desde el Palacio 6 de Julio, lo que representaría un escenario inédito para Llaryora.

Tampoco en solitario. De Loredo se convertirá en una pieza clave para reorganizar al cordobés radicalismo, que muestra a sus figuras de los últimos 25 años, entre ellos Mario Negri, Oscar Aguad y Ramón Mestre, o bien en el llano o tratando de sumarse a un eventual gobierno nacional de Juntos por el Cambio.

“La oportunidad de convertirse al líder de la renovación, acompañado por la Legislatura y por los intendentes de la UCR que canaron el 25 está muy presente. Habrá que esperar le resultado de la elección y en ese caso cómo encara el proceso Rodrigo”, dice un líder radical.

Juez replegó de la campaña municipal pero estuvo en el cierre y apoyó a la fórmula de Juntos. También es tiempo de reinvención para el líder del Frente Cívico. El resultado final de este domingo se podrán encontrar índices fuertes sobre su futuro político. En el medio, más de 1,1 millones de córdobas están habilitados para votar. Ya se dijo: la participación será la clave para completar el tablero político de Córdoba. Aunque todos piden que la gente vote, gran parte de la campaña transcurrió en el barro, como hacía mucho tiempo no sucedía. De ese lodazal saldra el nuevo intendente de cordoba.